El Teatro Principal de Palma ya tiene nuevo plan director

Ha despertado gran expectación en los medios el nombramiento de Miquel Martorell como nuevo gerente del Teatre Principal de Palma, y en especial su plan director, tal vez por el hermetismo informativo antes de que fuera explicado ante el patronato de la Fundación del Principal. El asunto es que le han dedicado planas enteras, yo mismo he entrevistado a Martorell en mi programa de radio ‘El cuaderno de notas’. Pero hagamos una remontada.

El Teatre Principal de Palma ha recorrido 354 años desde que abrió puertas en agosto de 1667 con el nombre Casa de las Comedias, incluyéndose los sobresaltos de rigor. No será hasta llegar la segunda mitad del siglo XIX, con las reformas de 1854, cuando se viva el momento de esplendor de este teatro, ya de herradura a la italiana, que a partir de 1980 pasará a depender del Consell Insular de Mallorca con el capítulo inicial de esa terna un tanto peculiar formada por Serafín Guiscafré, Silvia Corbacho y Rafael Nadal –el abuelo del tenista- y funcionando a la manera de un círculo cerrado.

No será hasta la reforma integral, entre los años 2002 y 2007, que aparezca un capítulo nuevo, prometedor, llamado a tener recorrido novedoso a partir del año 2016 con el nombramiento de Carlos Forteza como primer  gerente que incorpora un plan director. Bueno, esta afirmación merece ser matizada, porque en este nuevo capítulo que arranca el año 2007 el primer gerente será Joan Arrom, que sí será el primero en presentar un plan director en condiciones. Arrom dimitó en 2010 por asuntos personales. Lo que sí es cierto es que Carlos Forteza presentó el mismo plan director de Joan Arrom, con la debida autorización, por supuesto. A Carlos Forteza le sustituirá el 2019, Josep Ramón Cerdà, considerado por algunos –no es mi caso- el mejor gerente. En realidad, lo fue por encima de todo en clave de cargo político de confianza. Desarrolló un trabajo impecable, es justo reconocerlo. Su dimisión el verano pasado, cuando todavía no había vencido su diseño de programación, vigente hasta junio de 2024 y lo que evidencia es que abandonó el barco cuando no debía, a pesar del ofrecimiento que le hicieron para que continuase hasta el prócimo mes de junio.

En el caso de Miquel Martorell, que venía desempeñando labores de jefe de producción, cargo que ocupaba desde 2016, su nombramiento responde a la búsqueda de un perfil estrictamente técnico, no político, y eso sí que es una buena noticia. Además, Martorell conoce bien la casa, dando sus primeros pasos en el coro infantil al que se incorporó en 1996. Durante dos décadas ha trabajado en la casa ya de manera profesional.

El plan director, además de la gestión tiene como buque insignia mantener el compromiso de las producciones propias y las coproducciones, siempre apostando por unos estándares de calidad elevados. Me contaba Martorell cómo había sorprendió en el Teatro de la Abadía, la presentación de ‘Reis del món’, precisamente por lo elevado de sus estándares de calidad. Esta producción propia se estrenó en el Principal el 16 de marzo de 2023.

Sobre el momento presente, explica Miquel Martorell que “fuera, nuestro trabajo es muy apreciado y gusta mucho lo que hacemos. Estamos en un punto de madurez estupendo. Nuestro reto, a partir de ahora, es alcanzar la excelencia, y por lo tanto nuestro trabajo debe ser impecable”.

Después de conversar con él largo y tendido, he llegado a la conclusión de que se sitúan entre sus prioridades subrayar los valores del Principal como institución, introducir zarzuela de manera permanente en la programación, profundizar en la tarea de encontrar nuevos mecenazgos y reforzar el día a día del Teatre Principal como gran referente de las artes escénicas así como liderar el impulso a la red de teatros públicos existente en Mallorca.

Conviene recordar que entre sus primeras decisiones figura el hecho de ir a contar con asesores de la talla de Bartomeu Amengual (Teatre de Manacor) y Pere Bonet (Festival de Pollença), lo que ya apunta maneras.

La idea de programar zarzuela –el coro en origen era para dar estabilidad a la representación de zarzuelas- se debe, me cuenta Martorell, “a que es un género que debemos cuidar porque es parte de nuestro patrimonio musical y mi idea es que a partir de 2025 se programe una zarzuela como parte de la Temporada de Ópera”. Son las ventajas de poder decidir sin ataduras.

Cuando se habla de referente, así en singular, de las artes escénicas para mí es inevitable mirar hacia el Auditórium de Palma, que por cierto mantuvo viva la Temporada de Ópera durante los seis años que estuvo cerrado el Teatre Principal. Le pregunté a Martorell por qué en los últimos diecisiete  años no se han producido acercamientos. “Son realidades muy distintas, si bien podríamos ir de la mano en no contraprogramar y hablar más”.

Un tema que personalmente me interesa es la posibilidad de ver aflorar en el Teatre Principal de Palma una compañía estable de danza, como ocurre en importantes teatros de la Unión Europea. “Es una empresa difícil y eso que a mí me gusta mucho la danza. Pero fíjate que el coro ha tardado más de dos décadas en llegar a convertirse en semiprofesional. De manera que la idea de contar con una compañía propia de danza es tarea a largo  plazo. Hay una apuesta institucional por el teatro porque es la punta de lanza para llegar a convertirnos en gran referente insular de las artes escénicas”.

Ahora que el Teatre Principal de Palma ha puesto en marcha el proyecto de poner nombre y apellidos a las butacas de la sala gran, bueno sería que de cara al año próximo reserven una butaca para Maruja Alfaro, gran dama del teatro costumbrista mallorquín fallecida esta semana a los 93 años.

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