‘Macho Grita’, necio mitin avalado por la CNTC

Conviene empezar recordando qué hay detrás de las siglas CNTC. Pues, así de sencillo: Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC). Fundada en el año 1986, por Adolfo Marsillach, está en su ADN fundacional el hecho de ser, “institución de referencia en la recuperación, preservación, producción y difusión del patrimonio teatral anterior al siglo XX”. Va entrecomillado, porque puede leerse en el sitio oficial de CNTC en Internet. Pues bien, la autodefinida como comedia musical satírica, ‘Macho Grita’, aun siendo la idea de Alberto San Juan, a su vez único actor en escena, ha contado con la producción de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Así está escrito en la ficha técnico-artística, igualmente publicada en la web de CNTC.

También parece conveniente empezar recordando, quién es en la vida real, Alberto San Juan, un gran actor sin lugar a dudas. Pero tampoco se debe olvidar, y más cuando hablamos de ‘Macho Grita’, que fue uno más de los actores de la ceja que firmó el manifiesto de apoyo a la candidatura de Pablo Iglesias, el de Unidas Podemos, a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Lo que llevó a Isabel Díaz Ayuso a la célebre frase “comunismo o libertad”. Y el pueblo de Madrid, en una reencarnación de ‘Fuenteovejuna’, le dio la mayoría absoluta. Este largo prólogo me parece imprescindible, a la hora de analizar qué esconde este ‘Macho Grita’ que el propio San Juan define como “crónica de mi propia ignorancia sobre la historia de España”, y peor todavía, “aproximación al proceso histórico por el cual se construye la norma que establece qué es ser español”. Traducido: desde la ignorancia reconocida, un admirador de la extrema izquierda pretende sentar cátedra.

El mito de Don Juan empieza a cobrar forma el año 1630, esto es, en pleno siglo de oro de nuestras letras; de manera que la excusa perfecta, para tocar a la puerta de CNTC y proponerles “un diálogo contemporáneo a partir del mito de Don Juan”. Y vaya si cuela, convirtiéndose de inmediato en tarjeta de presentación que avala la bonanza de un proyecto, ‘Macho Grita, que se vale de Don Juan en su prólogo, para escaparse acto seguido hacia cumbres  generosamente regadas con el pensamiento woke. De entrada, el prólogo es la apuesta entre machos alfa heterosexuales, cuya supuesta comicidad lo que en realidad persigue es bucear en “el deseo de asomarse a la historia invisible de España, con la esperanza de entender cosas que sirvan para la vida de hoy”. Como acostumbra la izquierda, reinterpretar la historia desde la más pura ensoñación que caracteriza a la corrección política.

Los entrecomillados de citas textuales, son extremadamente reveladores de la perversa intencionalidad de este monólogo. Por cierto, durante la función tenía detrás a una joven que no cesaba de patear los ritmos sobre el suelo de madera, y de vez en cuando, escucharla decir en pasajes del monólogo: “Sí, sí, sí”. Hasta el silencio sepulcral del público me permitía presentirr un coral ‘sí, sí, sí, claro que sí’. Porque el mensaje ya estaba calando con fluidez.

Me he referido al ritmo porque tratándose de una supuesta comedia musical satírica, en escena también aparecen cuatro músicos ilustrando servilmente, más bien diría subliminalmente, el relato: pasodobles y boleros, para sentar analogías con el Heteropatriarcado, y en momentos clave de tanta deriva lo que suenan son los primeros acordes de ‘The End’, de The Doors, que de manera genial utilizó Francis Ford Coppola en ‘Apocalypse Now’, cuando el oficial de inteligencia reflexiona con un inicial: “Saigon, shit!”. O si lo aplicamos a este monólogo infame, “España… ¡mierda!”.

¿Cómo puede ser que una persona que cumplirá en noviembre 56 años diga ignorar la historia de España? ¿Acaso se escapaba de clase, por sistema, el día en que la explicaban para fumar a escondidas en los baños del colegio?   

Que la desconozcan quienes han padecido leyes educativas socialistas con intención de crear rebaños en lugar de ciudadanos libres, lo entiendo. Puede que él fuera de los primeros españoles, estudiando bachillerato manipulado. Y de ser así, ¿cómo se atreve a dictar sentencias, peyorativas, sobre nuestro pasado, si él mismo reconoce que lo ignora por completo?  

Todo el monólogo es una manipulación, sistemática, como sin ir más lejos atreverse con el poema místico, ‘Vivo sin vivir en mí’, de Teresa de Ávila, travestido en una pornográfica recreación del original, y aquí es donde el gran actor que sin duda es Alberto San Juan, opta por ofrecer su talento a la causa woke (cultura de la cancelación) dando por buenos aquellos brotes de iconoclastia surgidos años atrás en los EEUU. La izquierda woke, en estado inmaculado: atea militante, manipuladora de la historia y reescribiéndola a la mayor gloria de la progresía, que definitivamente ha perdido la humanidad que alguna vez pudiera tener.

‘Macho Grita’ es miserable engaño. Un necio mitin avalado por la CNTC, y me pregunto a qué se debe. ¡Claro! ¿De quién depende CNTC? Pues eso.

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